Dos grandes paredes de roca encajonan el rio Bogotá a pocos kilómetros de su nacimiento formando un profundo y estrecho cañón que es habitado por lechuzas blancas (Tito alba). Aunque los más evidente del cañón son unos 200 metros en el que el rio se vuelve muy estrecho este ese abarca alrededor de 1 km desde la vereda Santa Rosita hasta donde empiezan las Rocas de Suesca.