En el valle del río Tominé, existían aguas termales y minas de sal y carbón que eran trabajadas con disciplina, esmero y cuidado por los muiscas. Así pues, esta práctica que se remonta incluso hasta el periodo Herrera y se mantuvo hasta la inundación del embalse, en los años sesenta (Bohorquez R. , 2010). Era en esta región donde el Zipa hacía ceremonias de adoración al sol, la luna y el agua. Es por ello que, en esta región, donde se encuentra la Laguna de Guatavita, donde se origina la leyenda “El Dorado” (Freide, 1960).

A pesar de la oposición de los residentes del pueblo antiguo de Guatavita, el Embalse de Tominé se construyó́ en el año de 1964, con el objeto de mejorar la calidad del agua, regular el caudal del río Tominé, y así evitar la inundación de algunos sectores de la Sabana de Bogotá cercanos a la ciudad, generar energía y suministrar agua al río Bogotá en tiempos de sequía (Empresa de Energía de Bogotá, s.f.). No obstante, bajo sus aguas yace el pueblo antiguo de Guatavita, con los sueños y las historias de sus habitantes. Es bastante probable que allí también se encuentren sumergidos numerosos vestigios arqueológicos, minas de sal y carbón y aguas termales.

Además, la construcción del embalse fragmentó el territorio, y Guatavita dejó de ser un importante lugar en el que antes de la inundación se desarrollara una importante actividad comercial y social. Históricamente, en este lugar,  Hogar del poderoso Guatavita, confluían caminos reales que venían de Guachetá, Sesquilé, Gachancipá, Tocancipá y Sopó, caminos que quedaron sumergidos bajo las aguas y que hoy dejaron al municipio aislado con sólo dos posibles ingresos: Uno por la vía a La Calera o Sopó desde el Sur, y la otra por la vía a Sesquilé por el Norte, limitando la movilidad de los habitantes y sus relaciones ancestrales con los municipios vecinos del Oriente (Santos, 2013). También es de anotar que las veredas de Tominé de Indios y Tominé de Blancos quedaron aisladas del casco urbano por encontrase en la ribera occidental del embalse al frente del actual casco urbano.

El embalse ofrece hoy una amplia diversidad de lugares para visitar de diferentes maneras, se puede conocer el lugar ya sea caminando, en bicicleta, a caballo, en bote o kayak, entre otros, haciendo de Guatavita una excelente opción para la recreación, el deporte y la aventura. Sin embargo, hoy el embalse se encuentra cerrado al público y solo es posible acceder por algunos clubes náuticos. Y

La alcaldía de Bogotá pretende construir un megaparque de concreto y cemento que afectará directa y profundamente las dinámicas sociales y naturales del territorio, razón por la cual la mayoría de las comunidades residentes en Sesquilé, Guasca y Guatavita se oponen rotundamente al proyecto.