Esta finca ha sido dedicada a la restauración ecológica a través del aprovechamiento de especies como los pinos y las acacias como barreras de viento protectoras a coberturas nativas. En el lugar se llevan años de siembra de árboles, establecimiento de coberturas agroecológicas e investigación ambiental que han permitido la recuperación del predio.
Escuela viva es un proyecto de restauración ecológica y adaptación al cambio climático de origen privado que, en la actualidad, está recuperando la disponibilidad de agua de la Cuenca Alta del Rio Bogotá. Desafortunadamente, ha sido gravemente intervenida por la praderización y en general el mal uso de los suelos y los ecosistemas, afectando directamente la producción de agua debido a la eliminación casi total de la cobertura nativa de bosques nativos.
Hoy se ven los resultados de arduas jornadas de trabajo que se han llevado a cabo por parte de los propietarios de estos predios. Es común ver cientos de árboles de diferentes tamaños plantados con fervor y cariño por personas voluntarias de gran corazón, haciendo de la familia Escuela Viva más numerosa y biodiversa. Invitamos a los turistas y viajeros a visitar el lugar y apoyar con su mano de obra en la recuperación de los ecosistemas de la Sabana de Bogotá.
Liliana Ortiz, Edgar Cabezas y Leyla Cárdenas han sido los gestores e inagotables trabajadores no solo de la protección de sus predios, sino también luchadores incansables en el objetivo de conservar y hacer respetar el antiguo y sagrado territorio de los muiscas. En el lugar se han sembrado sistemáticamente cientos de árboles para la conservación y usos sostenible de la biodiversidad sabanera.
Ubicados en el Parque Principal, Diagonal a la Casa de la Cultura
Suesca -Cundinamarca
NIT 900976858
Escuela viva es un proyecto de restauración ecológica y adaptación al cambio climático de origen privado que, en la actualidad, está recuperando la disponibilidad de agua de la Cuenca Alta del Rio Bogotá. Desafortunadamente, ha sido gravemente intervenida por la praderización y en general el mal uso de los suelos y los ecosistemas, afectando directamente la producción de agua debido a la eliminación casi total de la cobertura nativa de bosques nativos.
Hoy se ven los resultados de arduas jornadas de trabajo que se han llevado a cabo por parte de los propietarios de estos predios. Es común ver cientos de árboles de diferentes tamaños plantados con fervor y cariño por personas voluntarias de gran corazón, haciendo de la familia Escuela Viva más numerosa y biodiversa. Invitamos a los turistas y viajeros a visitar el lugar y apoyar con su mano de obra en la recuperación de los ecosistemas de la Sabana de Bogotá.
Liliana Ortiz, Edgar Cabezas y Leyla Cárdenas han sido los gestores e inagotables trabajadores no solo de la protección de sus predios, sino también luchadores incansables en el objetivo de conservar y hacer respetar el antiguo y sagrado territorio de los muiscas. En el lugar se han sembrado sistemáticamente cientos de árboles para la conservación y usos sostenible de la biodiversidad sabanera.
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