El valle del río Tominé, dominio del Cacique de Guatavita, fue el antiguo territorio de tres asentamientos indígenas: Tuneche, Cahleche y Tumine. Estas bellas tierras, ricas en sal y carbón, fueron uno de los centros ceremoniales de mayor importancia en la Sabana de Bogotá, y también fue potencia en la alfarería, orfebrería y el tejido en lana.

Hoy en día, el embalse del Tominé es el paisaje perfecto para ser visto desde las alturas, por lo que el Parque Ecotominé ofrece la oportunidad de contemplar este antiguo territorio desde un parapente, brindándonos una visión como si miráramos a través de los ojos de un cóndor. Se ofrecen vuelos por el valle del embalse y algunos servicios complementarios que harán de ésta una experiencia inolvidable.

En Ecotominé también se trabaja para que los niños conozcan la importancia de los ecosistemas de montaña y la historia del territorio muisca. En la reserva encontrará una oferta de talleres de educación ambiental para la conservación y usos sostenible del territorio.

Con una extensión de 24 hectáreas, de las cuales menos del 30 por ciento serán utilizadas para la implementación de una propuesta turística sostenible, El Parque Ecológico Tominé es una reserva de la sociedad civil comprometida con el turismo sostenible de la Sabana de Bogotá. Desde sus inicios ha apoyado el proyecto Circuito Muisca y pretende consolidarse como un espacio en el que se combinen de manera armónica la conservación del medioambiente, el aprovechamiento sostenible del territorio y el turismo de bajo impacto ambiental.

El lugar tiene en conservación ecosistemas nativos de los cerros orientales de Bogotá y el nacimiento de la Quebrada Torca. El objetivo principal del parque es hacer que los visitantes tomen conciencia y comprendan la importancia de cuidar el medio ambiente y sus recursos naturales, en especial el agua. Con este fin, se ofrece al visitante caminatas, charlas ecológicas y actividades de relajación por senderos naturales de gran belleza.

Sus prístinos bosques andinos, hogar de muchas aves, el páramo, las quebradas, los hermosos paisajes típicos de los cerros orientales de Bogotá se mostrarán en su forma original, inmutables en el recorrer del tiempo, y nos transportarán a épocas antiguas, anteriores incluso al Período Muisca.